Vivían en la
antigua ciudad de Afkar dos eruditos que odiaban y despreciaban cada uno el
saber del otro. Porque uno de ellos negaba que los dioses existieran y el otro
era creyente.
Un día ambos
se encontraron en el mercado y, en medio de sus partidarios, empezaron a
discutir acerca de la existencia o no existencia de los dioses. Y separáronse tras horas de acalorada
disputa. Aquella noche, el incrédulo fue al templo y se postró ante el altar y
pidió a los dioses que le perdonaran su antigua impiedad.
Y a la misma
hora, el otro erudito, el que había defendido la existencia de los dioses,
quemó todos sus libros sagrados, pues se había convertido en incrédulo.
KHALIL GIBRAN, de “El loco” (1918)