La propuesta de este espacio es difundir e intercambiar ideas y experiencias pedagógicas para la construcción de una cultura de paz
Todos somos parte de la amorosa energía que da vida a nuestro planeta…
Nuestras acciones como individuos nos liberan o nos condenan como sociedad.
Te invito a compartir este ideal de cultura de paz en cada pequeña elección de nuestra vida diaria.

Fraternalmente:
A. Z.
10 de febrero de 2011



“La cultura de paz es el pleno respeto a
la dignidad y a los derechos
individuales y colectivos de
las personas y de los pueblos.”

Rigoberta Menchú Tum



viernes, 19 de diciembre de 2014

¡Gracias por acompañarnos!

Taller Literario "El Hada Verde"  2014


Hasta el año próximo.

¡FELICES VACACIONES!


sábado, 29 de noviembre de 2014

El diario de El Chavo del Ocho


Prólogo

Por Roberto Gómez Bolaños

            Sus holgados pantalones tenían más parches y remiendos que tela original. Estaban precariamente sostenidos por dos tiras de tela que hacían las veces de tirantes, terciadas sobre una vieja y descolorida playera en la que también predominaban los parches y los remiendos. Calzaba un par de zapatos del llamado tipo “minero” que evidentemente había pertenecido a un adulto. Pero lo más característico de su atuendo era la vieja gorra con orejeras, las que en tiempo de frío le debían haber sido de no poca utilidad, pero que, cuando lo conocí, en pleno verano, no hacían sino acentuar lo grotesco de su figura.
            - ¿Grasa jefe? – me había preguntado mostrando el cajoncillo de limpiabotas. Y yo estuve a punto de responder que no, ya que mis zapatos se encontraban en bastante buen estado, pero entonces surgió el presentimiento; ese algo que nos impele a tomar decisiones sin justificación aparente. De modo que respondí afirmativamente.
            Yo estaba sentado en una de esas bancas de hierro forjado que aún se encuentran en algunos parques de la ciudad. Él se acomodó en el banquillo portátil que formaba parte de su equipo de trabajo, y comenzó a realizar su tarea con inusual entusiasmo. Entonces lo observé con mayor atención, y al instante comprendí cuál había sido la razón que justificaba mi presentimiento: aquel niño era la encarnación total de la ternura.
            Me costó mucho trabajo entablar conversación con él, pues era notorio que mis preguntas provocaban el natural recelo de quien está acostumbrado a recibir muy poco – casi nada, diría yo – de los demás.

-          ¿Cómo te llamas? – le pregunté.
-          Pus, da lo mismo, ¿no?
-          ¿…? ¿Qué es lo que da lo mismo?
-          Que me llame como sea. De cualquier manera todos dicen que soy el Chavo del Ocho.
-          ¿Cuál es tu edad? – seguí preguntando.
-          Mi edad son los años que yo tengo.
-          Por eso, ¿cuántos años tienes?
-          Ocho, creo…
-          ¿Dónde naciste?
-          No lo puedo recordar porque yo estaba muy chiquito cuando nací.

Entonces dejé correr una pausa intentando que fuera él mismo quien reanudara la conversación, pero resultó evidente que su timidez le impedía hacerlo. Por tanto, yo también interrumpí el interrogatorio.
Le dí una buena propina cuando terminó de lustrar mis zapatos. Eso hizo que acudiera a sus ojos un brillo que antes estaba ausente, y que se pusiera a bailotear al tiempo que exclamaba:

¡Con esto me puedo comprar una torta de jamón… o dos… o tres!

Y luego, pronunciando un rápido y entusiasta “gracias”, levantó ágilmente sus arreos de trabajo y se lanzó corriendo a la calle, donde empezó a sortear el intenso tránsito de automóviles con esa destreza que sólo tienen los niños pobres de las ciudades populosas.  Luego, al tiempo que  lo perdía de vista, aún alcancé a oír nuevamente las palabras que parecían mágicas: “¡Torta de jamón!” Fue entonces cuando descubrí el cuaderno.
Lo había dejado a un lado de la banca del parque donde estaba yo sentado. Y resultaba fácil suponer que era propiedad del Chavo del Ocho, pues su lastimoso estado hacía juego con su propietario. Era un cuaderno corriente que mostraba con toda claridad el uso continuo a que había estado sometido. De las pastas de cartoncillo no quedaban más que pequeños e irregulares trozos manchados de grasa, polvo, sudor ¡y vaya usted a saber qué otra cosa! Las hojas, algunas también incompletas, estaban enrolladas por las puntas y ostentaban igualmente gran cantidad de manchas de los más variados orígenes; pero en ellas estaba contenido el manuscrito más espontáneo que jamás hayan podido ver mis ojos: “El Diario del Chavo del Ocho”. (En ninguna parte del manuscrito se menciona la palabra “diario”, pero yo me tomé la libertad de adjudicarle tal título en vez de “notas”, “apuntes” o algo similar, porque a pesar de la carencia de un orden cronológico, la palabra “diario” me pareció más acorde con la intimidad que encierra lo escrito en el viejo cuaderno.


La primera vez que lo leí sentí el remordimiento de quien sabe que está violando la intimidad de una persona. Pero lo leí por segunda vez y el sentimiento se fue convirtiendo en uno de inquietud, del cual pasaba al asombro. Entonces me convencí de que era necesario dar al público la oportunidad  de conocer ese mundo extrañamente optimista en que se puede desenvolver un niño que carece de todo, menos de eso que sigue siendo el motor del universo: la fe. 






miércoles, 8 de octubre de 2014

Leyenda de los cuatro elementos

Antes del principio, el Creador de todas las cosas, el Dios de la Vida decidió expandirse más allá de sí mismo para hacerse más sabio y más bello; fue entonces cuando emprendió la tarea de crear todo lo conocido y todo lo que aún no conocemos.  Y así fue que estiró su mano  hacia el SUR, que es la dirección que marca el crecimiento y la fructificación, de donde tomó el AGUA y dijo “éste es el elemento del que surge la vida, que hace crecer y da vitalidad; es el elemento de las formas bellas, las emociones y  los sentimientos…” y asoció el agua con lo femenino. Luego estiró su mano hacia el NORTE, dirección de la renovación, del conocimiento y la sabiduría,  tomó AIRE y dijo “éste es el elemento del aliento, de la palabra, de la luz  y el color;  es el elemento que contiene los pensamientos, las ideas y la creatividad” y asoció el AIRE con lo masculino. Más tarde tendió su mano hacia el ESTE, dirección de lo nuevo, de los comienzos, del nacimiento y de allí tomó el FUEGO y dijo: “éste es el elemento de la iluminación y el esclarecimiento, de la purificación y de la fuerza de la vida, de la salud; es la energía, la pasión y la acción…” y vio que el fuego también era masculino. Por último tendió su mano hacia el OESTE, que es la dirección de la madurez, de la cosecha y de la recompensa, de donde tomó TIERRA y dijo: “éste es el elemento de lo interior, de lo misterioso y lo secreto, de lo que muere para nacer, en ella las formas se han hecho materia y contiene en sí la belleza del cambio y de lo dinámico como parte de la vida… y vio que esto también era femenino. Luego el gran Hacedor, con los cuatro elementos en sus manos, comenzó a combinarlos creando así todo lo que existe y en orden de importancia, primero las formas más simples y creciendo así hacia lo más complejo. Una vez concluida la creación, la puso en movimiento y comenzó a evolucionar, a crecer…

Y cosas nuevas surgieron de la creación, porque ésta tenía vida y Dios fue feliz porque en cada movimiento nuevo de la creación Él mismo se renovaba, puesto que él es la creación. Fue entonces que decidió hacer una especie consciente de sí misma y con la capacidad de colaborar con la Gran Obra Creativa del Universo. Se trataba del Ser Humano. Así probó hacerlo con dos de los elementos, tierra y agua, amasando el barro con el que le diera forma; estos primeros seres eran torpes… sin vitalidad, inertes. Por ello es que decidió incorporar un tercer elemento que les diera el espíritu de la vida: el fuego. Pero estos seres también estaban incompletos, no podían crecer ni reconocer en ellos al Creador, por lo que no comprendían para qué habían sido creados, carecían de alma. Así es que incorporó un cuarto elemento a la creación: el aire.

                                       Cultura Diaguita - Calchaquí
                                          Noroeste   Argentino

viernes, 29 de agosto de 2014

"Las Pailas" Comunidad Diaguita Kalchakí


                             Somos identidad y territorio.
                                           Somos  fuerza  y  energía.
                                     Somos  el  grito  ancestral  de  libertad.

       

 Somos en esencia, un pueblo que respeta la vida de cada ser de la naturaleza y nuestro enfoque de desarrollo es contemplando una proyección armónica con el medio que se habita.


El territorio para los pueblos originarios es concebido como una totalidad. Va más allá de una connotación económica, tiene un sentido espiritual y cultural vinculado a lo ancestral y tradicional. Involucra no sólo la superficie sino también el espacio aéreo y subterráneo. Implica una idea superadora respecto de la noción de “tierra” que está acotada al dominio de propiedad privada.


El espacio territorial es la posibilidad de desarrollo de la cultura colectiva tanto en el presente como en el futuro, pues incluye a todos los bienes naturales y los valores simbólicos – sagrados.

Más información en:  
                                  www.upndsalta.blogspot.com



domingo, 10 de agosto de 2014

Mujer de pincel y colores

www.ethnapaccotti.com.ar



 El día refleja en sus ojos
 el color de la vida;
 baja la mirada a su pincel
 y los colores brillan.

Todo un cielo y la tierra,
armonía cromática floreciendo en la tela,
creación que no es igual en todo el mundo,
el color y la imagen la desvela.

A veces vive la impaciencia,
amor apasionado que la habita
cuando un ángel o mujer taciturna
despierta el sentimiento de la artista.

Espíritu infatigable que la habita,
ama lo que Dios creó en su mano
y guarda la visión humanizada
que vive entre sus cuadros.

Tal vez en sus noches
de silencios guardados,
una mañana más, cantará la aurora
y despertará con pincel, color y pájaros.

                          Mirley  Avalis












miércoles, 30 de julio de 2014

Martha Argerich y Daniel Barenboin




La Orquesta del Diván es un ejemplo de convivencia, aunque en este momento de extrema tensión en Medio Oriente, están todos un poco nerviosos.  Es una bendición venir a Buenos Aires, como una demostración de lo que puede conseguir la gente civilizada cuando está dispuesta a comprenderse”

                                                Maestro Daniel Barenboim

domingo, 20 de julio de 2014

Li M´in, una niña de Chimel



Ésa era mi vida, cuando yo era niña en Chimel.
Yo me la recuerdo como una vida llena de paz y  armonía.
Vivíamos en armonía con la naturaleza: el río nos bañaba y nos divertía, los pájaros llenaban de canciones las mañanas, los animales nos alimentaban y acompañaban, las montañas nos protegían, la tierra sagrada nos regalaba los frutos de sus entrañas.
Vivíamos en armonía con nuestros vecinos del pueblo. La iglesia se llenaba de gente. Las mujeres se tapaban la cabeza y los señores se quitaban el sombrero. Cuando no había sacerdote católico, mi papá y otros catequistas leían la palabra de Dios. Los abuelos nos enseñaron que la fe y la religión que dejaron nuestros antepasados no pelean o no chocan con ninguna otra fe o religión del mundo.  Cada vez que entremos en un templo religioso, no importa de qué religión sea, tenemos que respetarlo con profunda reverencia, porque es un lugar de oración. También los Chuch K´ajaw, los guías espirituales mayas, oficiaban  con el pom y con las antiguas oraciones de nuestro pueblo. Los hombres se ayudaban en las faenas del campo. Las mujeres se daban consejos y se regalaban comida. La caricia de un anciano en la cabeza era como una copita de miel en el corazón.
Nuestros padres y nuestros abuelos nos daban su amor Esto era lo principal. Recibíamos el amor de nuestros familiares, de nuestros hermanos, de nuestros vecinos. Y nosotros les dábamos amor. Cuando había peleas, intervenía todo el pueblo para dar la razón o quitar la razón. Y se restablecía el afecto entre las gentes.
Y así como yo me llamo Li M´in, y soy como un día despejado y tranquilo, como un día domingo, llena de sol en mi corazón, de alegría en mi sonrisa, de optimismo en mi cabeza, así quisiera que volvieran los días cuando yo era niña, con la montaña protectora, el río refrescante, los pájaros cantores. Pero quisiera que volvieran para todos, no sólo para mí. Que el mundo fuera como recuerdo que era Chimel.
Cuando yo era niña, en Chimel.


                                               Rigoberta Menchú
                                               con Dante Liano


sábado, 21 de junio de 2014


Historias para cambiar el mundo:

Taller literario “El Hada Verde”

Narradora:  Alma  Zolar

 Día: sábado 21 de junio de 2014 a las 16 hs.

Lugar: Biblioteca  Popular  “Bernardino  Rivadavia”

Venado Tuerto, Santa Fe, Argentina







sábado, 26 de abril de 2014

Mi ciudad tiene vida






Ciudad sur santafesina,
ciudad de mi corazón,
te extraño cuando me alejo
y te quiero cuando aquí estoy.

Tu historia es una leyenda
de indios y un venado;
ciudad fuiste creciendo
y yo fui creciendo a tu lado.

Tus calles están más largas
tus edificios hacia arriba.
¡Ahora tenés un Shopping!
“Esta ciudad tiene vida.”


                   Ana Aime

(11 años)

miércoles, 2 de abril de 2014

El perro del peregrino

       


              Aprendí de mi padre a recorrer las calles.
            Mi padre es andariego y conversador. Se detiene con gente de distintos olores, los que huelen a satisfacción, los que huelen a amargura.  Yo aprovecho esos largos momentos para hacer mis recorridos por las calles de Cafarnaúm, de Betania, de Nazareth, porque mi padre nunca está quieto.
            Sé que después volvemos a encontrarnos en algún lugar, y entonces él me sonríe y yo también.
            Ese día, estábamos en Betania. Mi padre se había entretenido hablando con unos pescadores con los que se encontraba a menudo. Por su manera de sentarse, supe que la conversación sería larga, así que yo me marché.
            Apenas me había alejado cuando lo vi, revolviendo unos bultos con entusiasmo. Me fui contra él, seguro de poder arrebatarle lo que allí hubiera de bueno.
            No fue necesario más que acercarme para que se hiciera a un lado. Tenía un pedazo de trapo entre los dientes. No grasa, ni huesos ni pellejo, ni siquiera cáscaras, solamente un trozo de tela.
            Alcé la cabeza y vi que se alejaba.
            Fui tras él.
            Se dirigió al templo por el mismo camino que mi padre y yo hacíamos a menudo. Cuando llegamos, un hombre tirado en el suelo lo llamó con voz débil. Salsifí, le dijo. Y supe que, como yo, él también tenía un padre y un nombre.
            Salsifí le ofreció a su padre el trapo que traía consigo. Olí la decepción del hombre. La decepción y el hambre.
            Conozco muy bien ese olor porque paso mucho tiempo en las calles. Y así olía el hombre arrinconado contra un muro del templo, incapaz de valerse por sí mismo.
            A su alrededor había pedazos de vasijas y de mosaicos, maderas, ropa sucia, herramientas rotas.
            Salsifí volvió a irse y yo tras él.
            Fuimos y regresamos muchas veces. Y siempre igual: Salsifí comía lo que hallaba, y yo le cedía, para luego llevarle objetos desechados al hombre que lo esperaba.
            Lo hacía por amor. Salsifí creía que era sólo eso lo que su amo le reclamaba, porque Salsifí no conocía el olor del hambre.
            Cuando anocheció los abandoné.
            Me fui trotando por las calles oscuras de Betania hasta que hallé a mi padre. Estaba en la casa de unas mujeres que tenía un hermano moribundo.
            Me eché a esperar que saliera.


                                                           Liliana Bodoc
                                                           Alfaguara – Serie roja

                                                           ISBN  978-987-04-2835-0

sábado, 1 de marzo de 2014

El jardín de Lila

El Jardín de Lila es un libro de poesías y cuentos para niños, desde los tres años. En sus páginas recrea el mundo mágico en el cual vive Lila, el Hada Verde, con sus maravillosos amigos. Estos seres elementales intervienen en la realidad humana de su región geográfica, conocida como “la esmeralda del sur”,  en la provincia de Santa Fe, República Argentina,  cada vez que son invocados para proteger a la Naturaleza y a las personas que allí habitan.
 Una obra literaria que invita a crear, crecer y jugar con las palabras...

lunes, 3 de febrero de 2014

Bahía San Blas

Patagonia Argentina



                          El mar las mece:
                          olas cantoras, juegan,
                          ríen y bailan  . . .


viernes, 17 de enero de 2014

Amanece en el corazón

A veces el golpe bajo viene de quien menos lo esperamos y por eso mismo, porque viene de alguien en quien confiamos absolutamente, el golpe es más duro, más fuerte… más destructivo… nos deja aturdidos, desconcertados… sin energía para sobrevivir…
Pero el universo emocional humano es tan infinito, misterioso y sorprendente, que  la ayuda para superar ese dolor profundo del alma suele llegar también de quien menos imaginamos… tal vez un ser pequeño, frágil y gracioso, nos colma con su ternura, nos ilumina con sus ocurrencias ingenuas y da sentido a nuestro existir desde otro lugar… y nos provoca una sensación  que nos resulta inexplicable, imposible de definir desde nuestros cánones establecidos de Verdad, Bondad y Belleza.
Un hecho fortuito puede cambiar nuestra mirada y nuestro lugar en el mundo… y allí donde parecía  que el peso de la angustia nos mantendría de rodillas y terminaría por aplastarnos; allí mismo brota un a gota de luz, suave y difusa al principio, que se vuelve intensa y radiante a medida que la dejamos ser…  y transforma el sentido de nuestra existencia, del sufrimiento padecido… nos fortalece  para ponernos de pie, continuar el viaje y consumar nuestro destino.


                                 

lunes, 6 de enero de 2014

El principito



Y  volvió  hacia  el  zorro:
-- Adiós – dijo.
-- Adiós --  dijo  el  zorro – He  aquí  mi  secreto.  Es  muy  simple: ¨no  se  ve  bien  sino  con  el  corazón.  Lo  esencial  es  invisible  a  los  ojos.¨
-- Lo  esencial  es  invisible  a  los  ojos – repitió  el  principito,  a  fin  de  acordarse.
-- El  tiempo  que  perdiste  por  tu  rosa  hace  que  tu  rosa  sea  tan  importante.
-- El  tiempo  que  perdí  por  mi  rosa . . .--  dijo  el  principito,  a  fin  de  acordarse.
-- Los  hombres  han  olvidado  esta  verdad – dijo  el  zorro – Pero  tú  no  debes  olvidarla.  Eres  responsable  para  siempre  de  lo  que  has  domesticado.  Eres  responsable  de  tu  rosa . . .
-- Soy  responsable  de  mi  rosa . . . – repitió  el  principito, a  fin  de  acordarse.

                          EL  PRINCIPITO  ( capítulo XXI, pág. 84 )

                           Antoine  de  Saint - Exupéry


Oscuridad

El dolor crece bajo un cielo triste y sombrío.
Temerosos ojos bucean ante un grave rugido.
Busco al despertar
amar y dar.
Con la imaginación germina un nuevo mundo florido.

A. Z.


en la semilla está el bosque

sembrando oxígeno

Luz

Un niñito sabio que en un pesebre nació
los misterios de la vida enseñó cuando creció:
“la paz
y la libertad
son joyas para quien descubre el verdadero Amor.”

A. Z.