Como el viento modela a los médanos
con sus millones de granitos de arena, el tiempo transcurrido desde el
nacimiento de Pina marcó en mi alma cada vivencia compartida… Cada minuto que
pasamos juntas, aunque parezca insignificante dentro del inmenso océano de
horas de la existencia, dejó su huella determinante sobre nuestro vínculo
de amor filial. Así como cada minúscula partícula de roca es necesaria para
constituir una duna singular, cada momento de felicidad, de plenitud, de ansiedad,
de tristeza, de impotencia, de incertidumbre, de calma, de paz, de alegría… de
oscuridad y de sol, fue indispensable para construir día a día la personalidad
de mi chiquita y mi propia identidad, como ser conciente en la búsqueda de
armonía, en este universo inagotable y mágico de la humanidad femenina.
Junto a Pina descubrí la poderosa
energía que otorga el amor maternal. Su mirada inocente y pura por su breve edad,
me colma con la sabiduría de su intrepidez hacia el mundo: ella vive en la
certeza que el amor todo lo puede…
El amor, como el viento a los
médanos, modela nuestra existencia...
Gabi
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